Entre semejanzas y diferencias: Explorando la compleja intersección de género en la sociedad contemporánea

En un mundo donde a menudo se resaltan las diferencias entre hombres y mujeres, es crucial explorar también las numerosas similitudes que comparten. Desde tiempos inmemoriales, se ha debatido sobre las naturalezas intrínsecas y los roles sociales asignados a cada género. Sin embargo, es esencial reconocer que, más allá de las aparentes discrepancias, hombres y mujeres comparten una multitud de características y experiencias comunes que definen su humanidad

 Este ensayo se propone analizar si realmente existen esas similitudes o si hombres y mujeres son dos mundos diferentes, explorando cómo las influencias sociales, las relaciones interpersonales, la búsqueda de independencia, el juicio, las vocaciones, las dinámicas familiares y la empatía, entre otros aspectos, son experiencias compartidas por ambos géneros, pero ¿estas mismas experiencias se viven igual? este ensayo se aventura a desentrañar cómo las semejanzas y diferencias entre hombres y mujeres moldean sus vidas y relaciones en la sociedad contemporánea.

Las influencias sociales juegan un papel fundamental en la construcción de la identidad de género tanto para hombres como para mujeres. Desde una edad temprana, se les enseña a conformarse a ciertos estereotipos de género que dictan cómo deben comportarse, qué intereses deben tener y cuál es su papel en la sociedad. Estas expectativas sociales pueden influir en la forma en que hombres y mujeres interactúan entre sí y perciben sus propias habilidades y roles en la sociedad (Venegas et al., 2020).

A través del proceso de socialización, se adscriben actitudes y roles sociales diferenciados para hombres y mujeres en función de su sexo biológico. Estos roles de género asignados culturalmente favorecen la inserción de las personas como miembros de la sociedad, proporcionando un marco de referencia para entender su papel en el mundo que les rodea.

Sin embargo, este sistema también puede tener efectos negativos, ya que puede generar rechazo y alienación cuando las personas no cumplen con las expectativas de género establecidas. Los medios de comunicación y la publicidad, por ejemplo, desempeñan un papel crucial en la promoción de modelos corporales idealizados y extremadamente delgados, especialmente para las mujeres (Martínez, 2021).  Esta representación distorsionada del cuerpo femenino no solo genera insatisfacción corporal y preocupación por el peso, sino que también contribuye al malestar psicológico al presionar a las mujeres para que se ajusten a estándares irreales. Además, los mensajes verbales y el modelamiento de conducta por parte de iguales y familiares refuerzan los roles de género y las expectativas sobre el cuerpo deseado.

En este sentido, el contexto social inmediato juega un papel crucial al alentar la comparación entre pares y el desarrollo de un sentido de logro cuando el cuerpo femenino se ajusta a los estándares socialmente aceptados. Por otro lado, las normas sociales que gobiernan el comportamiento aceptado para hombres y mujeres pueden tener efectos perjudiciales en aquellos que desafían estas normas. Las personas que violan los roles de género establecidos son más propensas a experimentar ansiedad, depresión y a ser estereotipadas por los demás, lo que puede socavar su bienestar psicológico y su integración social (Martin, 2018).

En cuanto a la búsqueda de independencia es una experiencia universal que atraviesa las fronteras de género. Tanto hombres como mujeres anhelan autonomía y libertad para tomar decisiones que afecten sus vidas. Sin embargo, el juicio social puede afectar de manera desproporcionada a hombres y mujeres en sus esfuerzos por lograr la independencia (Durán, 2022).

Las expectativas de género pueden llevar a la crítica y al escrutinio público cuando alguien desafía las normas tradicionales de género. En el contexto de la independencia política, se destaca la igualdad de los hombres y mujeres y sus derechos inalienables, como se expresa en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, donde se afirma que los hombres y mujeres son creados iguales y dotados por su Creador de ciertos derechos fundamentales.

Por otro lado, en el discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, se aborda cómo las distinciones políticas generan diferencias civiles y cómo la desigualdad se extiende entre las almas ambiciosas y viles, que buscan dominar o ser dominadas según las circunstancias (González, 2010). En un contexto más filosófico, se discute la independencia y autonomía del individuo, donde se destaca la libertad e igualdad de todos como punto de partida para una ética individualista que afirma la autonomía e independencia de cada individuo.

En adicción, la elección de una carrera y las dinámicas familiares son áreas de la vida en las que hombres y mujeres comparten similitudes significativas. Ambos géneros pueden enfrentarse a expectativas culturales y sociales sobre qué tipos de trabajos son apropiados para ellos, así como a desafíos en la gestión del equilibrio entre el trabajo y la vida familiar. Además, las relaciones familiares pueden ser una fuente de apoyo y también de conflicto, independientemente del género.

En cuanto a las semejanzas, tanto hombres como mujeres pueden tener aspiraciones profesionales y vocacionales, buscando realización personal y profesional a través de sus carreras y actividades laborales. Pero existe una gran desventaja social al permitir que mujeres sigan algunas carreras profesionales por ser para “hombres” por ejemplo, en nuestro contexto social, aún existen estereotipos de carreras como la ingeniería para hombres y la enfermería para mujeres, dejando muchas personas insatisfechas con su elección de carrera.

En la dinámica familiar, existen diferencias notables en algunas áreas. Por ejemplo, según una investigación, se encontraron diferencias en las preferencias de hombres y mujeres al elegir pareja. Los hombres tienden a preferir mujeres castas para relaciones a largo plazo, mientras que las mujeres suelen buscar estabilidad económica en sus parejas, especialmente las de mayor edad (Ordoñez, 2021).  

Además, existen diferencias biológicas y psicológicas entre hombres y mujeres que pueden influir en sus roles familiares y vocacionales. Por ejemplo, las mujeres suelen tener una mayor capacidad de expresión emocional y comunicación, mientras que los hombres pueden mostrar una actitud más orientada a lo concreto y objetivo (Regader, 2023).

Es por ello que, aunque hombres y mujeres comparten la posibilidad de tener vocaciones y aspiraciones profesionales existen limitaciones en la elección de algunas carreras profesionales, y también existen diferencias en las preferencias de pareja y en algunas características biológicas y psicológicas que pueden influir en la dinámica familiar y en la elección de roles dentro de la misma.

Por otro lado, debemos tomar en cuenta sobre la capacidad de empatizar y formar conexiones emocionales profundas es una característica humana fundamental que trasciende las diferencias de género. Tanto hombres como mujeres son capaces de sentir y comprender las emociones de los demás, así como de experimentar una amplia gama de sentimientos y experiencias emocionales en sus propias vidas. A pesar de estas similitudes, existen diferencias notables en la manera en que hombres y mujeres experimentan y expresan emociones (Sáez, 2020).

Por ejemplo, mientras que los estudios de Gottman y Baron-Cohen han concluido que hombres y mujeres experimentan emociones de manera similar, difieren en la forma de expresarlas. Las mujeres suelen ser más intuitivas y capaces de hacer más cosas a la vez, gracias a las conexiones entre ambos hemisferios cerebrales, lo que les otorga una mayor empatía y comprensión de las emociones ajenas. Además, las mujeres tienden a ser más expresivas emocionalmente y tienen una mayor habilidad en la comunicación emocional, recordando mejores episodios cargados de emociones (Díez, 2017).

Por otro lado, los hombres pueden expresar sus emociones de manera más indirecta, a través de acciones, y su cerebro está estructurado para la comprensión y construcción de sistemas, lo que no implica una incapacidad para entender emociones ajenas, sino que requiere más esfuerzo consciente para hacerlo.

Es crucial destacar la importancia de la educación emocional, especialmente en la infancia, para desarrollar la inteligencia emocional en ambos sexos y promover una mayor comprensión y empatía mutua.

Además, las diferencias en el lenguaje y la comunicación también influyen en la expresión emocional, ya que el lenguaje femenino tiende a ser más subjetivo y vinculado a los sentimientos, mientras que el lenguaje masculino se centra en temas concretos y el mundo exterior, con diferentes objetivos comunicativos y sociales.

En cuanto a la expresión de la sexualidad puede estar sujeta a normas de género y expectativas sociales que pueden influir en cómo se percibe y se valora a cada género. Tanto hombres como mujeres experimentan placer sexual y buscan la satisfacción en sus encuentros íntimos (Palacios, 2015). Ambos sexos tienen la capacidad de disfrutar de la sexualidad y buscar el placer como parte natural de sus vidas.

Sin embargo, existen diferencias significativas en la manera en que hombres y mujeres experimentan y viven su sexualidad. Se destaca que la sexualidad femenina es más compleja y rica en matices, lo que aumenta las posibilidades de placer.

Las mujeres suelen valorar más los juegos preliminares y la seducción, y viven la sexualidad de manera más integral, involucrando tanto la mente como el cuerpo. Por otro lado, en los hombres hay una relación más directa entre el deseo, la excitación y el orgasmo. Además, las mujeres tienden a dar más importancia a la comunicación, la seducción y los juegos preliminares en sus experiencias sexuales, buscando una conexión más profunda a través de la comunicación y la anticipación del placer.

Mientras tanto, los hombres suelen estar más centrados en la excitación y el orgasmo, con una relación más lineal entre deseo y satisfacción sexual. Estas diferencias resaltan la complejidad y la diversidad de la sexualidad humana, que va más allá de las normas y expectativas sociales de género (Blades, 2022).

Ambos sexos buscan establecer relaciones sociales y ocupar un lugar en la sociedad. Tanto hombres como mujeres tienen la capacidad de desarrollarse en el ámbito social y alcanzar posiciones de liderazgo y reconocimiento. Sin embargo, existen diferencias marcadas en la manera en que hombres y mujeres se comunican y expresan emociones.

 El lenguaje femenino se caracteriza por ser más subjetivo y vinculado a los sentimientos, mientras que el lenguaje masculino se centra en temas concretos y el mundo exterior. Las mujeres utilizan el lenguaje para buscar la confirmación del otro y afianzar su intimidad, mientras que los hombres lo usan para mantener su autonomía y posición social.

Además, las mujeres tienden a ser más expresivas emocionalmente, recordando mejores episodios cargados de emociones y siendo más hábiles en la comunicación emocional, mientras que los hombres pueden expresar sus emociones de manera más indirecta, a través de acciones.

La agresión y la expresión de la violencia son aspectos oscuros de la experiencia humana que afectan tanto a hombres como a mujeres. Si bien puede haber diferencias en cómo se manifiesta la agresión según el género, ambos géneros pueden ser víctimas o perpetradores de comportamientos agresivos. Es importante reconocer que la agresión no es inherente a ningún género, sino que es un comportamiento aprendido y condicionado por una variedad de factores sociales y culturales (Sáez, 2020).

Las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres también juegan un papel en la expresión de la agresividad, ya que los hombres tienen más desarrolladas las áreas cerebrales destinadas a la agresividad, mientras que las mujeres tienen más desarrolladas las zonas destinadas a la empatía. Sin embargo, esto no significa que los hombres sean inherentemente más agresivos, sino que tienen una mayor predisposición biológica. En cuanto a la expresión de la agresividad, los hombres tienden a expresarla de manera más directa y física, mientras que las mujeres suelen hacerlo de forma más indirecta y verbal (Ordoñez, 2021).

La socialización y los roles de género también influyen en la expresión de la agresividad, ya que tradicionalmente se ha esperado que los hombres sean más asertivos y competitivos, mientras que a las mujeres se les ha enseñado a ser más pacíficas y cooperativas.

Además, las consecuencias de la agresividad pueden diferir entre hombres y mujeres, con los hombres que muestran altos niveles de agresividad teniendo más probabilidades de desarrollar problemas de conducta y entrar en conflictos con la ley, mientras que en las mujeres la agresividad se asocia más con problemas internalizantes como la ansiedad y la depresión.

Es por ello que, en nuestro contexto podemos observar en el ámbito de la pareja, el nivel de violencia contra la mujer es alarmante en Ecuador. Según datos del INEC de 2019, el 43% de las mujeres ecuatorianas ha experimentado violencia por parte de su pareja o expareja a lo largo de su vida. A pesar de que este porcentaje sugiere que casi la mitad de las ecuatorianas mantienen o han mantenido relaciones sentimentales violentas, muchas de ellas no pueden salir de estas relaciones.

En las parejas con hijos en común, una de las causas por las que las mujeres no salen del círculo de violencia que viven con sus parejas es porque tienen temor a que estas no solo las agredan a ellas, sino también a sus hijos. Cuando una mujer propone terminar una relación o el divorcio, una reacción común de los agresores es amenazar con causar daño a los hijos. En otras palabras, los agresores instrumentalizan a los hijos como objeto de violencia para herir a la mujer y presionarla a no proceder con la ruptura sentimental, temiendo perder el control y la dominación machista.

Aunque la violencia vicaria, término que circuló en redes sociales recientemente, no tiene estadísticas específicas en Ecuador ni una legislación que la aborde, se refiere a la violencia ejercida sobre los hijos con el fin de herir a la mujer. La motivación para perpetrar este tipo de violencia no es causar daño a los hijos, sino herir a la mujer, incluso ignorando el vínculo afectivo que puede existir entre padres e hijos. La violencia vicaria, aunque menos visible que otras formas de violencia de género, representa una amenaza real para las mujeres y sus hijos en Ecuador, requiriendo de acciones integrales para su erradicación y protección (Salazar, 2024)

En conclusión, aunque la sociedad a menudo destaque las semejanzas entre hombres y mujeres, es esencial reconocer las numerosas diferencias que comparten en algunos aspectos de la vida. Desde influencias sociales hasta relaciones interpersonales, búsqueda de independencia, vocaciones, dinámicas familiares, empatía, sexualidad, dominio social y agresión, hombres y mujeres comparten una amplia gama de experiencias y características comunes que definen su humanidad

Y aunque compartan ciertos aspectos, hombres y mujeres dentro del contexto social y cultural que vivimos ahora, no existe una igualdad en oportunidades ni en experiencias de vida. En el momento en el que podamos acceder a una igualdad total, podríamos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa, donde cada individuo pueda vivir su vida auténticamente, más allá de las limitaciones impuestas por las normas de género. 

Bibliografía

Blades. (2022). Diferencias entre hombres y mujeres. Diferenciador. https://www.diferenciador.com/hombres-y-mujeres/

Díez, A. (2017). ¿Sentimos igual los hombres y las mujeres? La Mente Es Maravillosa. https://lamenteesmaravillosa.com/sentimos-igual-los-hombres-y-las-mujeres/

Durán, B. M. (2022). Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/discurso-sobre-el-origen-de-la-desigualdad-entre-los-hombres--0/html/ff008a4c-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html

González, P. G. (2010). Pensamiento independentista latinoamericano, derechos humanos y justicia social. Criterio Jurâidico Garantista, 2(2). https://doi.org/10.26564/21453381.323

Martin, A. (2018). La conformidad social. El poder de las influencias sociales sobre nuestras decisiones        | Estudios Sociológicos de El Colegio de México. https://estudiossociologicos.colmex.mx/index.php/es/article/view/2295

Martínez. (2021). ¿De qué forma nos influyen los roles de género? Generando Igualdad. Recuperado 15 de mayo de 2024, de https://www.generandoigualdad.com/de-que-forma-nos-influyen-los-roles-de-genero/%7D

Ordoñez, D. M. (2021). Semejanzas y diferencias en las preferencias de hombres y mujeres al elegir una pareja de acuerdo al rango de edad. Ustavillavicencio. https://www.academia.edu/50910381/Semejanzas_y_diferencias_en_las_preferencias_de_hombres_y_mujeres_al_elegir_una_pareja_de_acuerdo_al_rango_de_edad

Palacios, C. (2015). Diferencias entre la sexualidad de mujeres y hombres. Clinica Palacios Madris Sl. https://clinicapalacios.com/diferencias-entre-la-sexualidad-de-mujeres-y-hombres/

Regader, B. (2023). Las 7 grandes diferencias entre hombre y mujer. Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/grandes-diferencias-entre-hombre-y-mujer

Sáez, E. (2020). Diferencias emocionales entre las mujeres y los hombres. Enfemenino. https://www.enfemenino.com/testimonios/diferencias-emocionales-mujeres-y-hombres-s2448510.html

Salazar Y. (2024). Una discusión pendiente en Ecuador: la violencia vicaria. Primicias. https://www.primicias.ec/noticias/firmas/violencia-vicaria-genero-mujer-hijos-machismo/

Venegas-Ayala, K. S., & González-Ramírez, M. T. (2020). Social influences in a model of body dissatisfaction, weight worry and bodily discomfort in Mexican women. Acta Colombiana de Psicología, 23(1), 7-17. doi: http://www.doi. org/10.14718/ACP.2020.23.1.2

 

En un mundo donde a menudo se resaltan las diferencias entre hombres y mujeres, es crucial explorar también las numerosas similitudes que comparten. Desde tiempos inmemoriales, se ha debatido sobre las naturalezas intrínsecas y los roles sociales asignados a cada género. Sin embargo, es esencial reconocer que, más allá de las aparentes discrepancias, hombres y mujeres comparten una multitud de características y experiencias comunes que definen su humanidad.

 Este ensayo se propone analizar si realmente existen esas similitudes o si hombres y mujeres son dos mundos diferentes, explorando cómo las influencias sociales, las relaciones interpersonales, la búsqueda de independencia, el juicio, las vocaciones, las dinámicas familiares y la empatía, entre otros aspectos, son experiencias compartidas por ambos géneros, pero ¿estas mismas experiencias se viven igual? este ensayo se aventura a desentrañar cómo las semejanzas y diferencias entre hombres y mujeres moldean sus vidas y relaciones en la sociedad contemporánea.

Las influencias sociales juegan un papel fundamental en la construcción de la identidad de género tanto para hombres como para mujeres. Desde una edad temprana, se les enseña a conformarse a ciertos estereotipos de género que dictan cómo deben comportarse, qué intereses deben tener y cuál es su papel en la sociedad. Estas expectativas sociales pueden influir en la forma en que hombres y mujeres interactúan entre sí y perciben sus propias habilidades y roles en la sociedad (Venegas et al., 2020).

A través del proceso de socialización, se adscriben actitudes y roles sociales diferenciados para hombres y mujeres en función de su sexo biológico. Estos roles de género asignados culturalmente favorecen la inserción de las personas como miembros de la sociedad, proporcionando un marco de referencia para entender su papel en el mundo que les rodea.

Sin embargo, este sistema también puede tener efectos negativos, ya que puede generar rechazo y alienación cuando las personas no cumplen con las expectativas de género establecidas. Los medios de comunicación y la publicidad, por ejemplo, desempeñan un papel crucial en la promoción de modelos corporales idealizados y extremadamente delgados, especialmente para las mujeres (Martínez, 2021).  Esta representación distorsionada del cuerpo femenino no solo genera insatisfacción corporal y preocupación por el peso, sino que también contribuye al malestar psicológico al presionar a las mujeres para que se ajusten a estándares irreales. Además, los mensajes verbales y el modelamiento de conducta por parte de iguales y familiares refuerzan los roles de género y las expectativas sobre el cuerpo deseado.

En este sentido, el contexto social inmediato juega un papel crucial al alentar la comparación entre pares y el desarrollo de un sentido de logro cuando el cuerpo femenino se ajusta a los estándares socialmente aceptados. Por otro lado, las normas sociales que gobiernan el comportamiento aceptado para hombres y mujeres pueden tener efectos perjudiciales en aquellos que desafían estas normas. Las personas que violan los roles de género establecidos son más propensas a experimentar ansiedad, depresión y a ser estereotipadas por los demás, lo que puede socavar su bienestar psicológico y su integración social (Martin, 2018).

En cuanto a la búsqueda de independencia es una experiencia universal que atraviesa las fronteras de género. Tanto hombres como mujeres anhelan autonomía y libertad para tomar decisiones que afecten sus vidas. Sin embargo, el juicio social puede afectar de manera desproporcionada a hombres y mujeres en sus esfuerzos por lograr la independencia (Durán, 2022).

Las expectativas de género pueden llevar a la crítica y al escrutinio público cuando alguien desafía las normas tradicionales de género. En el contexto de la independencia política, se destaca la igualdad de los hombres y mujeres y sus derechos inalienables, como se expresa en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, donde se afirma que los hombres y mujeres son creados iguales y dotados por su Creador de ciertos derechos fundamentales.

Por otro lado, en el discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, se aborda cómo las distinciones políticas generan diferencias civiles y cómo la desigualdad se extiende entre las almas ambiciosas y viles, que buscan dominar o ser dominadas según las circunstancias (González, 2010). En un contexto más filosófico, se discute la independencia y autonomía del individuo, donde se destaca la libertad e igualdad de todos como punto de partida para una ética individualista que afirma la autonomía e independencia de cada individuo.

En adicción, la elección de una carrera y las dinámicas familiares son áreas de la vida en las que hombres y mujeres comparten similitudes significativas. Ambos géneros pueden enfrentarse a expectativas culturales y sociales sobre qué tipos de trabajos son apropiados para ellos, así como a desafíos en la gestión del equilibrio entre el trabajo y la vida familiar. Además, las relaciones familiares pueden ser una fuente de apoyo y también de conflicto, independientemente del género.

En cuanto a las semejanzas, tanto hombres como mujeres pueden tener aspiraciones profesionales y vocacionales, buscando realización personal y profesional a través de sus carreras y actividades laborales. Pero existe una gran desventaja social al permitir que mujeres sigan algunas carreras profesionales por ser para “hombres” por ejemplo, en nuestro contexto social, aún existen estereotipos de carreras como la ingeniería para hombres y la enfermería para mujeres, dejando muchas personas insatisfechas con su elección de carrera.

En la dinámica familiar, existen diferencias notables en algunas áreas. Por ejemplo, según una investigación, se encontraron diferencias en las preferencias de hombres y mujeres al elegir pareja. Los hombres tienden a preferir mujeres castas para relaciones a largo plazo, mientras que las mujeres suelen buscar estabilidad económica en sus parejas, especialmente las de mayor edad (Ordoñez, 2021).  

Además, existen diferencias biológicas y psicológicas entre hombres y mujeres que pueden influir en sus roles familiares y vocacionales. Por ejemplo, las mujeres suelen tener una mayor capacidad de expresión emocional y comunicación, mientras que los hombres pueden mostrar una actitud más orientada a lo concreto y objetivo (Regader, 2023).

Es por ello que, aunque hombres y mujeres comparten la posibilidad de tener vocaciones y aspiraciones profesionales existen limitaciones en la elección de algunas carreras profesionales, y también existen diferencias en las preferencias de pareja y en algunas características biológicas y psicológicas que pueden influir en la dinámica familiar y en la elección de roles dentro de la misma.

Por otro lado, debemos tomar en cuenta sobre la capacidad de empatizar y formar conexiones emocionales profundas es una característica humana fundamental que trasciende las diferencias de género. Tanto hombres como mujeres son capaces de sentir y comprender las emociones de los demás, así como de experimentar una amplia gama de sentimientos y experiencias emocionales en sus propias vidas. A pesar de estas similitudes, existen diferencias notables en la manera en que hombres y mujeres experimentan y expresan emociones (Sáez, 2020).

Por ejemplo, mientras que los estudios de Gottman y Baron-Cohen han concluido que hombres y mujeres experimentan emociones de manera similar, difieren en la forma de expresarlas. Las mujeres suelen ser más intuitivas y capaces de hacer más cosas a la vez, gracias a las conexiones entre ambos hemisferios cerebrales, lo que les otorga una mayor empatía y comprensión de las emociones ajenas. Además, las mujeres tienden a ser más expresivas emocionalmente y tienen una mayor habilidad en la comunicación emocional, recordando mejores episodios cargados de emociones (Díez, 2017).

Por otro lado, los hombres pueden expresar sus emociones de manera más indirecta, a través de acciones, y su cerebro está estructurado para la comprensión y construcción de sistemas, lo que no implica una incapacidad para entender emociones ajenas, sino que requiere más esfuerzo consciente para hacerlo.

Es crucial destacar la importancia de la educación emocional, especialmente en la infancia, para desarrollar la inteligencia emocional en ambos sexos y promover una mayor comprensión y empatía mutua.

Además, las diferencias en el lenguaje y la comunicación también influyen en la expresión emocional, ya que el lenguaje femenino tiende a ser más subjetivo y vinculado a los sentimientos, mientras que el lenguaje masculino se centra en temas concretos y el mundo exterior, con diferentes objetivos comunicativos y sociales.

En cuanto a la expresión de la sexualidad puede estar sujeta a normas de género y expectativas sociales que pueden influir en cómo se percibe y se valora a cada género. Tanto hombres como mujeres experimentan placer sexual y buscan la satisfacción en sus encuentros íntimos (Palacios, 2015). Ambos sexos tienen la capacidad de disfrutar de la sexualidad y buscar el placer como parte natural de sus vidas.

Sin embargo, existen diferencias significativas en la manera en que hombres y mujeres experimentan y viven su sexualidad. Se destaca que la sexualidad femenina es más compleja y rica en matices, lo que aumenta las posibilidades de placer.

Las mujeres suelen valorar más los juegos preliminares y la seducción, y viven la sexualidad de manera más integral, involucrando tanto la mente como el cuerpo. Por otro lado, en los hombres hay una relación más directa entre el deseo, la excitación y el orgasmo. Además, las mujeres tienden a dar más importancia a la comunicación, la seducción y los juegos preliminares en sus experiencias sexuales, buscando una conexión más profunda a través de la comunicación y la anticipación del placer.

Mientras tanto, los hombres suelen estar más centrados en la excitación y el orgasmo, con una relación más lineal entre deseo y satisfacción sexual. Estas diferencias resaltan la complejidad y la diversidad de la sexualidad humana, que va más allá de las normas y expectativas sociales de género (Blades, 2022).

Ambos sexos buscan establecer relaciones sociales y ocupar un lugar en la sociedad. Tanto hombres como mujeres tienen la capacidad de desarrollarse en el ámbito social y alcanzar posiciones de liderazgo y reconocimiento. Sin embargo, existen diferencias marcadas en la manera en que hombres y mujeres se comunican y expresan emociones.

 El lenguaje femenino se caracteriza por ser más subjetivo y vinculado a los sentimientos, mientras que el lenguaje masculino se centra en temas concretos y el mundo exterior. Las mujeres utilizan el lenguaje para buscar la confirmación del otro y afianzar su intimidad, mientras que los hombres lo usan para mantener su autonomía y posición social.

Además, las mujeres tienden a ser más expresivas emocionalmente, recordando mejores episodios cargados de emociones y siendo más hábiles en la comunicación emocional, mientras que los hombres pueden expresar sus emociones de manera más indirecta, a través de acciones.

La agresión y la expresión de la violencia son aspectos oscuros de la experiencia humana que afectan tanto a hombres como a mujeres. Si bien puede haber diferencias en cómo se manifiesta la agresión según el género, ambos géneros pueden ser víctimas o perpetradores de comportamientos agresivos. Es importante reconocer que la agresión no es inherente a ningún género, sino que es un comportamiento aprendido y condicionado por una variedad de factores sociales y culturales (Sáez, 2020).

Las diferencias cerebrales entre hombres y mujeres también juegan un papel en la expresión de la agresividad, ya que los hombres tienen más desarrolladas las áreas cerebrales destinadas a la agresividad, mientras que las mujeres tienen más desarrolladas las zonas destinadas a la empatía. Sin embargo, esto no significa que los hombres sean inherentemente más agresivos, sino que tienen una mayor predisposición biológica. En cuanto a la expresión de la agresividad, los hombres tienden a expresarla de manera más directa y física, mientras que las mujeres suelen hacerlo de forma más indirecta y verbal (Ordoñez, 2021).

La socialización y los roles de género también influyen en la expresión de la agresividad, ya que tradicionalmente se ha esperado que los hombres sean más asertivos y competitivos, mientras que a las mujeres se les ha enseñado a ser más pacíficas y cooperativas.

Además, las consecuencias de la agresividad pueden diferir entre hombres y mujeres, con los hombres que muestran altos niveles de agresividad teniendo más probabilidades de desarrollar problemas de conducta y entrar en conflictos con la ley, mientras que en las mujeres la agresividad se asocia más con problemas internalizantes como la ansiedad y la depresión.

Es por ello que, en nuestro contexto podemos observar en el ámbito de la pareja, el nivel de violencia contra la mujer es alarmante en Ecuador. Según datos del INEC de 2019, el 43% de las mujeres ecuatorianas ha experimentado violencia por parte de su pareja o expareja a lo largo de su vida. A pesar de que este porcentaje sugiere que casi la mitad de las ecuatorianas mantienen o han mantenido relaciones sentimentales violentas, muchas de ellas no pueden salir de estas relaciones.

En las parejas con hijos en común, una de las causas por las que las mujeres no salen del círculo de violencia que viven con sus parejas es porque tienen temor a que estas no solo las agredan a ellas, sino también a sus hijos. Cuando una mujer propone terminar una relación o el divorcio, una reacción común de los agresores es amenazar con causar daño a los hijos. En otras palabras, los agresores instrumentalizan a los hijos como objeto de violencia para herir a la mujer y presionarla a no proceder con la ruptura sentimental, temiendo perder el control y la dominación machista.

Aunque la violencia vicaria, término que circuló en redes sociales recientemente, no tiene estadísticas específicas en Ecuador ni una legislación que la aborde, se refiere a la violencia ejercida sobre los hijos con el fin de herir a la mujer. La motivación para perpetrar este tipo de violencia no es causar daño a los hijos, sino herir a la mujer, incluso ignorando el vínculo afectivo que puede existir entre padres e hijos. La violencia vicaria, aunque menos visible que otras formas de violencia de género, representa una amenaza real para las mujeres y sus hijos en Ecuador, requiriendo de acciones integrales para su erradicación y protección (Salazar, 2024)

En conclusión, aunque la sociedad a menudo destaque las semejanzas entre hombres y mujeres, es esencial reconocer las numerosas diferencias que comparten en algunos aspectos de la vida. Desde influencias sociales hasta relaciones interpersonales, búsqueda de independencia, vocaciones, dinámicas familiares, empatía, sexualidad, dominio social y agresión, hombres y mujeres comparten una amplia gama de experiencias y características comunes que definen su humanidad

Y aunque compartan ciertos aspectos, hombres y mujeres dentro del contexto social y cultural que vivimos ahora, no existe una igualdad en oportunidades ni en experiencias de vida. En el momento en el que podamos acceder a una igualdad total, podríamos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y equitativa, donde cada individuo pueda vivir su vida auténticamente, más allá de las limitaciones impuestas por las normas de género.

 

 

 

 

 

Ana Paula Carreño Oliveros

 

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Bibliografía

Blades. (2022). Diferencias entre hombres y mujeres. Diferenciador. https://www.diferenciador.com/hombres-y-mujeres/

Díez, A. (2017). ¿Sentimos igual los hombres y las mujeres? La Mente Es Maravillosa. https://lamenteesmaravillosa.com/sentimos-igual-los-hombres-y-las-mujeres/

Durán, B. M. (2022). Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/discurso-sobre-el-origen-de-la-desigualdad-entre-los-hombres--0/html/ff008a4c-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html

González, P. G. (2010). Pensamiento independentista latinoamericano, derechos humanos y justicia social. Criterio Jurâidico Garantista, 2(2). https://doi.org/10.26564/21453381.323

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Ordoñez, D. M. (2021). Semejanzas y diferencias en las preferencias de hombres y mujeres al elegir una pareja de acuerdo al rango de edad. Ustavillavicencio. https://www.academia.edu/50910381/Semejanzas_y_diferencias_en_las_preferencias_de_hombres_y_mujeres_al_elegir_una_pareja_de_acuerdo_al_rango_de_edad

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Regader, B. (2023). Las 7 grandes diferencias entre hombre y mujer. Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/grandes-diferencias-entre-hombre-y-mujer

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Salazar Y. (2024). Una discusión pendiente en Ecuador: la violencia vicaria. Primicias. https://www.primicias.ec/noticias/firmas/violencia-vicaria-genero-mujer-hijos-machismo/

Venegas-Ayala, K. S., & González-Ramírez, M. T. (2020). Social influences in a model of body dissatisfaction, weight worry and bodily discomfort in Mexican women. Acta Colombiana de Psicología, 23(1), 7-17. doi: http://www.doi. org/10.14718/ACP.2020.23.1.2

 

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